Fue en la Plaza San Martín, como parte de una propuesta dirigida por el artista plástico Marino Santa María, quien asegura que el espacio público es el único lugar democrático para el arte porque no hay cotización, venta ni especialistas.
Cientos de chicos dibujaron y pintaron ayer sobre caballetes en la Plaza San Martín para hacer Arte en la Ciudad, un programa coordinado por el artista plástico Marino Santa María, quien considera que la calle es el único lugar democrático para el arte porque no hay cotización, venta ni especialistas.
El taller de arte público estuvo rodeado del abrazo de decenas de enormes osos coloridos que forman parte de la muestra itinerante Cultura para la Paz, en un día radiante.
"La convocatoria a chicos entre 4 y 12 años es un éxito según vemos en las actividades de fin de semana, en la que participaron hoy unos 300 chicos", dijo a Télam Marino Santa María, ex director de la Escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón.
El artista plástico consideró que el éxito de las convocatorias obedece a que "el chico encuentra un lugar en el cual manifestarse libremente con la plástica en el que no hay nadie en la actitud de hacerlo competir, y entonces se siente en libertad, que es una de las razones por las cuales el arte existe".
"El arte existe para provocar reflexión y también para expresarse y poner a consideración de todos lo que uno piensa, lo que uno siente, y esto los chicos lo hacen naturalmente, cada uno con su impronta y con lo que le corresponde a su etapa", opinó.
Otro aspecto que Santa María rescató es que "siempre se produce un acompañamiento de la familia, que participa de la alegría que le produce al chico hacer arte".
El programa que habitualmente consiste en poner unos 60 caballetes en la calle Lanín 33, en Barracas, es instrumentado desde el verano por el Gobierno de la Ciudad, y se complementa con el proyecto Pequeños Muralistas Solidarios, junto al instituto italiano de Cooperación Económica.
"Es un grupo estable con el que proyectamos murales para distintos lugares populares de la Boca y Barracas, también hechos por los chicos" que participan gratuitamente de los talleres, contó.
Santa María dijo que el patio de pintura de la Plaza San Martín "se eligió porque hoy es el Día de la Memoria, que significa que no hay que volver a lo que pasamos: eso en definitiva es la paz y estos osos que simbolizan un abrazo de países y colores, diseñan una ronda que es un juego que a los chicos los provoca de otro modo".
Santa María, uno de los fundadores del Instituto Universitario Nacional de Arte (IUNA), realiza además un programa en un barrio lindante a la Villa 21 que enseña la técnica del mosaico veneciano, los azulejos cuadraditos realizados en vidrio que antiguamente decoraban cocinas y baños.
"Participan chicos provenientes de familias generalmente ligadas a la construcción y pueden aportar a sus propias casas un recurso de mayor valor en la producción del conjunto de los gremios" que construyen viviendas, dijo.
El chico "puede llegar a tener además de una expresión artística, el conocimiento de una técnica que, aplicada en el trabajo, le da una calidad distinta, con durabilidad y elementos muy decorativos", reivindicó.
"La capacidad expresiva y creativa debe ser para todos y para que cada uno la pueda aplicar en su trabajo, desde el oficinista hasta el constructor", concluyó el artista.
Fuente: http://www.telam.com.ar/vernota.php?tipo=N&idPub=139627&id=282892&dis=1&sec=7
Cientos de chicos dibujaron y pintaron ayer sobre caballetes en la Plaza San Martín para hacer Arte en la Ciudad, un programa coordinado por el artista plástico Marino Santa María, quien considera que la calle es el único lugar democrático para el arte porque no hay cotización, venta ni especialistas.El taller de arte público estuvo rodeado del abrazo de decenas de enormes osos coloridos que forman parte de la muestra itinerante Cultura para la Paz, en un día radiante.
"La convocatoria a chicos entre 4 y 12 años es un éxito según vemos en las actividades de fin de semana, en la que participaron hoy unos 300 chicos", dijo a Télam Marino Santa María, ex director de la Escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón.
El artista plástico consideró que el éxito de las convocatorias obedece a que "el chico encuentra un lugar en el cual manifestarse libremente con la plástica en el que no hay nadie en la actitud de hacerlo competir, y entonces se siente en libertad, que es una de las razones por las cuales el arte existe".
"El arte existe para provocar reflexión y también para expresarse y poner a consideración de todos lo que uno piensa, lo que uno siente, y esto los chicos lo hacen naturalmente, cada uno con su impronta y con lo que le corresponde a su etapa", opinó.
Otro aspecto que Santa María rescató es que "siempre se produce un acompañamiento de la familia, que participa de la alegría que le produce al chico hacer arte".
El programa que habitualmente consiste en poner unos 60 caballetes en la calle Lanín 33, en Barracas, es instrumentado desde el verano por el Gobierno de la Ciudad, y se complementa con el proyecto Pequeños Muralistas Solidarios, junto al instituto italiano de Cooperación Económica.
"Es un grupo estable con el que proyectamos murales para distintos lugares populares de la Boca y Barracas, también hechos por los chicos" que participan gratuitamente de los talleres, contó.
Santa María dijo que el patio de pintura de la Plaza San Martín "se eligió porque hoy es el Día de la Memoria, que significa que no hay que volver a lo que pasamos: eso en definitiva es la paz y estos osos que simbolizan un abrazo de países y colores, diseñan una ronda que es un juego que a los chicos los provoca de otro modo".
Santa María, uno de los fundadores del Instituto Universitario Nacional de Arte (IUNA), realiza además un programa en un barrio lindante a la Villa 21 que enseña la técnica del mosaico veneciano, los azulejos cuadraditos realizados en vidrio que antiguamente decoraban cocinas y baños.
"Participan chicos provenientes de familias generalmente ligadas a la construcción y pueden aportar a sus propias casas un recurso de mayor valor en la producción del conjunto de los gremios" que construyen viviendas, dijo.
El chico "puede llegar a tener además de una expresión artística, el conocimiento de una técnica que, aplicada en el trabajo, le da una calidad distinta, con durabilidad y elementos muy decorativos", reivindicó.
"La capacidad expresiva y creativa debe ser para todos y para que cada uno la pueda aplicar en su trabajo, desde el oficinista hasta el constructor", concluyó el artista.
Fuente: http://www.telam.com.ar/vernota.php?tipo=N&idPub=139627&id=282892&dis=1&sec=7
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