La Justicia italiana confirmó una condena a perpetua contra Astiz

La Corte de Casación ratificó el fallo de 2007. El represor está detenido en Marcos Paz, procesado por la justicia argentina en varias causas.

La Corte de Casación italiana confirmó hoy la condena a cadena perpetua para Alfredo Astiz y otros tres represores que actuaron en la ESMA por la desaparición y muerte de tres ítaloargentinos durante la última dictadura militar. La Corte confirmó igualmente la condena a cadena perpetua para los capitanes de navío Jorge Eduardo Acosta y Raúl Vildoza, así como para el contraalmirante Antonio Vañek. El quinto militar juzgado y condenado por el mismo caso, el prefecto naval Héctor Antonio Febres, murió en diciembre del 2007. Los oficiales argentinos fueron condenados en marzo de 2007 por el homicidio premeditado de Angela María Aieta --madre del líder de la Juventud Peronista Dante Gullo--, secuestrada el 5 de agosto de 1976, así como de Giovanni Pegoraro y su hija, Susana, ambos secuestrados el 18 de junio de 1977. El proceso llevado adelante por la II Corte del Tribunal Penal de Roma, convocó en su momento como testigos a más de 50 personas, entre ellos historiadores, jueces, abogados, periodistas, sobrevivientes y familiares. "Esta sentencia es muy importante. Con mi presencia aquí quiero incitar a Argentina para que celebre los juicios", declaró a la agencia local AFP la religiosa francesa Genevieve, sobrina de la monja francesa Leonie Duquet, desaparecida con su colega Alice Domon durante la dictadura. Astiz se encuentra hoy detenido en el penal de Marcos Paz, procesado por la justicia argentina por el secuestro y la desaparición de las dos monjas francesas, así como de decenas de disidentes políticos y de dos líderes de la organización Madres de Plaza de Mayo durante los años negros del régimen militar. "Esperamos que esta sentencia sirva como impulso a la magistratura argentina y representa la victoria de la memoria para los familiares", comentó por su parte el abogado de los familiares, Marcello Gentili.

Fuente: http://www.clarin.com/diario/2009/02/26/um/m-01866664.htm