En la Casa Rosada prometen soluciones si no hay nuevos paros

El Gobierno aplicará una política de goteo en las medidas que anuncie de ahora en más para beneficiar al campo. La Casa Rosada irá midiendo la reacción de los dirigentes rurales y cediendo en los problemas del sector de a poco para ganar tiempo, reacomodar el discurso e ir vaciando al agro de argumentos. Si hay paros o cortes de ruta, el diálogo se retraerá.

El límite que impuso la Casa Rosada quedó claro en la reunión de tres horas de ayer: no habrá bajas en las retenciones a la soja ni liberalización de las exportaciones.

Con la urgencia de acordar en el complicado contexto de huida de legisladores del oficialismo y la cercanía de las próximas elecciones, la estrategia del matrimonio presidencial será debatir por temas las problemáticas del sector agropecuario y sondear la actitud que tomen los dirigentes de la Comisión de Enlace, a quienes todavía ven, según la calificación de un ministro, más como dirigentes políticos opositores que como defensores del campo.

En la Casa Rosada hubo satisfacción después del encuentro, que derivó en una serie de anuncios que, aunque no conformó al agro, abrió la posibilidad de comenzar a acercar posiciones. Sólo fuera de micrófono, hablaban de "un siete" contra el "cuatro" sobre diez con el que el campo calificó el encuentro.

La voz más acabada del matrimonio presidencial en el gabinete llegó a la reunión y advirtió: "No tenemos ningún problema con ustedes ni ánimo de venganza". Era el ministro del Interior, Florencio Randazzo, la carta que a último momento presentó el Gobierno en la primera reunión con el campo tras siete meses de un diálogo totalmente cortado.

La presencia de Randazzo, sorpresiva, no fue casual. Aunque él la minimizó, en los despachos oficiales sostuvieron que fue una señal de los Kirchner a los ruralistas, que días pasados se habían cruzado fuerte con el funcionario, convertido últimamente en el único vocero oficial contra el agro. "Fue una presencia para molestar al campo", razonó una fuente oficial.

De todas maneras, los cuatro presidentes de las entidades rurales que participaron en la reunión coincidieron en calificar la postura de Randazzo como conciliadora. "No es Guillermo Moreno", destacaron.

En la voz del ministro, el Gobierno propuso ayer a los dirigentes rurales "acordar en todo lo que se pueda". Fue el primero en hablar. "Si al campo le va mal, nos va mal a todos los argentinos", sostuvo Randazzo al comenzar la reunión.

Para el próximo encuentro, el Gobierno promete ofrecer soluciones para el sector cárnico. Está dispuesto, según dos altas fuentes, a "estudiar" las trabas que denuncia el campo de parte de la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (Oncca) a las exportaciones. El compromiso es sólo analizar la situación. "Si hay problemas los vamos a resolver, pero no vamos a liberar todo como pide el campo porque vamos a cuidar el mercado interno", insistió ayer un funcionario.

La Casa Rosada intentó moverse con cautela. Recibió con agrado las primeras reacciones del campo después del encuentro, aunque se molestó por el comunicado de Mario Llambías, presidente de Confederaciones Rurales, que calificó las medidas anunciadas ayer como "exiguas y de compleja instrumentación".

Ahí es donde el Gobierno pondrá el ojo. Los funcionarios creen que esta vez cuentan a su favor con las diferencias dentro del ruralismo y se aprovecharán de esa situación.

El Gobierno apuesta a que con el goteo de anuncios y medidas que irán dándole al campo se logre cerrar el conflicto. Si no sale, la culpa será de los otros. "Estamos abiertos al diálogo. Y si no hay acuerdo, la última palabra la tendrá el Gobierno, que fue elegido por la gente", explicó anoche un ministro. La historia volvió a empezar.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1103121