martes, 16 de junio de 2009

El sueño del hombre, el inicio del símbolo

La continuación de "Che, el argentino" cuenta el camino al fracaso pero también el despertar de un héroe venerado en todo el mundo por sus ideales. Un Benicio que vuelve a deslumbrar.

"Cuarenta años después de su muerte, el Che sigue siendo un importante símbolo por varios motivos," explica Laura Bickford, productora de Steven Soderbergh. "El Che es una clara imagen del idealismo y la rebelión juvenil, ambos, en mi opinión, valores eternos y atemporales".

Lo que dice Bickford no busca un interés político, tampoco parece interesarle demasiado la situación que se vive/vivió en Cuba, sino que simplemente habla desde la postura de una mera productora que hace una película sobre un tiempo específico, desde el punto de vista de Ernesto Guevara.

Esto de hacer una película, dividirla y estrenarla con tantos meses de diferencia no favorece a la primera y, quizás, perjudique a la segunda. ¿Es el caso de "Che, Guerrilla"? Tal vez, porque de aquel final de "El argentino", con Ernesto Guevara celebrando (en 1959) la victoria revolucionaria en Santa Clara, hasta la incursión en la selva boliviana en "Guerrilla", pasaron ¡siete meses! y un lógico enfriamiento.

El jueves se estrena esta continuación del f ilm de Steven Soderbergh, que vuelve a tener a un extraordinario Benicio del Toro empapado en la persona que fue el Che.

Los dichos de la productora Laura Bickford buscan calentar un poco el ambiente, quizás, previendo una ola de críticas. Como suele ocurrir con este tipo de películas que radiografían a un personaje de tanta repercusión, habrá satisfechos y molestos en partes iguales.

Por empezar, "El argentino" es más clara, concisa y prolija.

En ésta, por momentos, domina la confusión, sobre todo en los extensos momentos que transcurren en la selva boliviana. De todas maneras, la tensión no decae. Otro tema que deberá resolverse de una vez por todas es la toma de decisión de subtitular películas españolas y latinoamericanas, porque por momentos, los diálogos son inentendibles.

Pero "Guerrilla" tiene unos cuantos puntos a favor, como la puesta en escena, las luchas armadas y, sobre todo, la sensación que le llegará al espectador: la de destino trunco. Sí, esa decisión equivocada que tomó el Che. Y Soderbergh lo refleja claramente en sus tres años de investigación condensados en las cinco horas de ambos films.

En "Guerrilla", el Che reafirma su compromiso con la lucha del tercer mundo contra el imperialismo. Pero dada su fama y "demonización", Guevara desaparece, se lo traga la tierra.

"¿Ha muerto?", corre el rumor.

Reaparece de incógnito en Bolivia, irreconocible (un maquillaje genial), operando en la más completa clandestinidad.

Su meta es hacer allí lo que inició en Cuba, por lo que Soderbergh describe la organización de ese modestísimo grupo de camaradas cubanos y voluntarios bolivianos para iniciar la gran Revolución... la crónica de una muerte anunciada.

Será imposible despegar el afecto que tácitamente irá creciendo entre el espectador y el Che, y serán notorios la tenacidad y el sacrificio que llegarán desde la pantalla sobre un hombre que hoy es ese símbolo, como afirmó aquella productora.

Fuente: http://www.ee.larazon.com/ediciones/2009/06/16/N1_14N1.asp

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