lunes, 13 de abril de 2009

El pasado reciente entra en las aulas

Evitar adoctrinamientos y ofrecer miradas múltiples es la forma de abordar en el secundario los episodios que vivió hace poco el país


Entre otros debates, la muerte de Raúl Alfonsín y la cercanía de las elecciones han puesto en escena una vieja discusión: hasta qué punto deben enseñarse en la escuela los episodios y personajes de la historia reciente. Y cómo deben ser llevados al aula, principalmente en el secundario.

Hay tantas estrategias y tácticas como profesores de historia, seguramente. Pero existen coincidencias básicas a la hora de convertir un hecho reciente en un tema escolar: dejar de lado adoctrinamientos ideológicos y visiones partidistas, ofrecer múltiples miradas sobre un mismo hecho y jerarquizar las fuentes de información, según apuntaron distintos especialistas a LA NACION.

La historiadora María Sáenz Quesada afirmó que el profesor debe entrar en el aula con una consigna: evitar que la carga personal del docente interfiera en el aprendizaje.

"La clase de historia, sobre todo cuando esté dedicada al pasado reciente, merece un cuidado especial. No es fácil. Requiere que el profesor se despoje de partidismos, que sea sincero con sus alumnos y les diga cuál es su orientación ideológica", señaló la ex secretaria de Cultura, que integra las academias nacionales de Historia y de Educación.

Para el doctor Jorge Gelman, historiador e investigador del Instituto Ravignani de la Universidad de Buenos Aires, ya se abandonó el criterio de que no se pueden abordar períodos históricos porque es difícil tomar distancia. Y su consejo es insistir en las múltiples miradas.

"No es lo mismo observar el funcionamiento de una fábrica desde la posición del obrero que desde la visión del empresario. El profesor tiene que explicar que hay distintas formas de mirar una misma situación, sea del pasado reciente o remoto", precisó Gelman, que dirige la colección Nudos de la historia argentina, de la editorial Sudamericana.

La educadora Inés Dussel, investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), señaló: "La historia reciente está poblada de personajes e intereses que siguen activos hoy y eso plantea el problema de la falta de distancia y el temor a la partidización".

Pero advirtió: "La partidización de la historia escolar puede producirse hablando de Colón, Roca, Perón, Alfonsín o Menem. La discusión excede a la historia reciente".

Temas y límites

¿Hay algún límite a la hora de seleccionar los temas en el secundario? Sáenz Quesada sostuvo que deben incluirse la tragedia de los años 70, la dolorosa historia de la Guerra de las Malvinas y la esperanzada recuperación de la democracia en 1983.

"Aventurarse más allá es por ahora dudoso. El profesor debe ofrecer a sus alumnos temas bien investigados, documentos fehacientes, compararlos entre sí, discutirlos. No hay todavía textos que puedan calificarse de definitivos", precisó Sáenz Quesada, subdirectora de Todo es historia.

Con su experiencia como editor y observador de los hechos históricos, Gelman agregó: "Con cuidado, todos los temas son abordables". Y llamó a no dejar pasar la oportunidad. "En estos tiempos se percibe un mayor interés por la historia. Y seguirá así en la medida en que los chicos sientan alguna cercanía con los temas."

Dussel aclaró que el profesor no debe abandonar su posición docente y convertirse en "sacerdote o militante de una causa política o religiosa". A diferencia de ambas figuras, la función del educador es otra: introducir a los chicos en "un mundo de conocimientos que se caracteriza por el debate, la reflexión y la contrastación de hipótesis y argumentos".

"El docente siempre toma posición frente a la sociedad y a la historia. El problema es si puede lograr transmitir algo que no sea solamente su posición y que no busque alinear a sus alumnos automáticamente con lo que él cree", dijo la investigadora.

Felipe Pigna, autor de varios libros y documentales de amplia difusión, piensa que el docente tiene una posición tomada frente a los hechos y cree que eso no está mal.

"No sé si hay que tomar distancia. El docente tiene que trabajar con responsabilidad. No está para que los chicos piensen como él, sino para que piensen y saquen sus conclusiones propias", señaló. Y agregó: "No vamos a arreglar a Sarmiento con Rosas en la escuela. Nuestra misión no es unificar a los próceres".

Convencido de que "cada vez hay más conciencia de que la historia reciente es historia", un valor esencial para Pigna es la honestidad.

"Es más importante que la subjetividad. Un historiador no puede ocultar fuentes, cambiarlas ni usarlas en beneficio propio o de sus ideas", dijo. Y ejemplificó: "Estudiar el peronismo implica conocer la obra social de Eva Perón, pero también el cierre de La Prensa y la quema de las iglesias. El peronismo es todo eso junto".

Cómo enseñar

  • Visiones. Hay coincidencias en que el profesor debe despojarse de partidismos. Tiene que ser sincero con los alumnos, decirles cuál es su orientación ideológica y evitar que su carga personal interfiera en el aprendizaje.

  • Límites. La tragedia de los años 70, la Guerra de las Malvinas y la recuperación de la democracia son temas que conviene incluir en los programas. "Aventurarse más allá es por ahora dudoso", dijo María Sáenz Quesada.

  • Enseñanza vital. No porque estén lejanos en el tiempo deben dejarse de enseñar temas, como el pasado prehispánico y la formación de la sociedad colonial.

  • No simplificar. Aun cuando tenga una posición tomada frente a un hecho, el profesor debe evitar presentar los personajes de la historia reciente como "buenos y malos". Debe transmitir los procesos sociales complejos.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1117821

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